En la población pirenaica de Alinyà, se encuentra el Espai Natura Muntanya d’Alinyà (https://www.fundaciocatalunya-lapedrera.com/es/espacios-naturaleza/montana-alinya). Centro que favorece a especies como el zorro con su trabajo de recuperación de fauna salvaje.
La entrada anterior del blog (https://conlosojosdeshu.com/alinya-y-el-buitre/) era dedicada al buitre y su función como iniciador de una cadena alimenticia de la que se ven favorecidos otros animales.
Cuando los buitres detectan comida durante su vuelo, no se acercan inmediatamente. En el suelo resultan torpes y lentos por lo que descienden sólo cuando están completamente seguros de que no hay ningún riesgo para ellos. Este es el motivo de su vuelo en círculos. Asegurarse que la presa está realmente muerta, y que no hay depredadores.
Pero este vuelo en círculos también resulta un aviso para otros habitantes de la zona. Hay comida!!!!.
De los restos que los cuidadores dejaron para el buitre, también sacaron partido el cuervo y zorro. Pero como en todos los órdenes de la vida, hay que respetar la jerarquía. Hasta que la colonia de buitre no se serenó, nadie se atrevió a aparecer.
Quien primero hizo acto de presencia fue un grupo de tres cuervos. Los buitres, que estaban en plena digestión, no les prestaron demasiada atención.


Pero al poco tiempo aparecio un zorro. Al principio se mantuvo en la espesura a una cierta distancia, pero finalmente se atrevió a entrar en el claro.

Y esto sí que alteró a la colonia, que levanto el vuelo de forma lenta y desacompasada.

El solitario zorro paso a ser el dueño del territorio, sin ser molestado por unos cuervos que se mantenían una cierta distancia.

El zorro es un perfecto superviviente que utiliza todos los recursos que están a su alcance. Es capaz de cazar, pero también de aprovechar los regalos que se ponen a su disposición en forma de restos de un festín de buitre.
En tiempos de escasez, el zorro almacena la comida sobrante en pequeñas despensas cerca de su madriguera, de forma que pueda recurrir a ellas cuando le resulte necesario. Este mecanismo de reparto es su forma de ser precavido y no poner todos los huevos en la misma cesta. Al final su escasez es la de todos.
De esta forma se pasó todo el día apareciendo, marchando con una pieza, y volviendo a aparecer para repetir la operación.




Me llamó la atención su forma de buscar la comida. No se limitaba a recorrer el terreno tras los restos visibles. Más bien se dedicaba a rebuscar entre las piedras y bajo ellas, intentando sacar partido de la falta de atención de otros.



También me resultó interesante lo alerta que estaba en todo momento. Pese a que en nuestros días apenas hay depredadores que puedan amenazarle, cualquier leve sonido lo tensionaba y lo preparaba para la huida.


En el momento que comenzó a caer el sol, el zorro solitario desapareció definitivamente, y pasado un tiempo prudencial salíamos del aguardo.
En la zona habita una pareja de quebrantahuesos, y también esperábamos que bajasen, pero esto no sucedió. El quebrantahuesos es un animal muy temeroso y poco amante de tener cerca a un zorro merodeando. Seguramente optó por acercarse algún día después. A fin de cuentas, él no tiene que competir con nadie por su plato favorito.
En cualquier caso, y pese al probable efecto que tuvo sobre el quebrantahuesos, la aparición del zorro fué una grata sorpresa, y el post acabará con algunas imágenes finales suyas.




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