En el post de la semana pasada adelantaba la continuación con la visita a la costa, pues bien, aquí la tenemos. Espero que os guste.
El contorno marítimo vasco esta plagado de lugares emblemáticos para los aficionados a la naturaleza y a la fotografía. Y uno de esos lugares, es la ruta que une Deba con Zumaia.
El atractivo principal de esta zona es de tipo geológico, y recibe el nombre de Flysch.
Los flysch están compuestos por finas capas sedimentarias que alternan materiales duros y blandos, de forma que la erosión no es uniforme, y da lugar a curiosas estructuras y formaciones.
Con el objetivo de verlo decidimos ir a Zumaia. Por un lado nos resultaba algo más cercano que otros lugares, y por otro, su acceso a la playa es muy sencillo, pudiendo hacerse desde el mismo pueblo.
Siendo así, dejábamos Otzarreta al mediodía y llegábamos a Zumaia a la hora de comer. Tomábamos unos pinchos, y nos dirigíamos a la playa de Itzurun.
En primer lugar dimos un paseo, llegando hasta el límite del camino elevado que se ve en la imagen. Como curiosidad destacar que en el inicio de ese camino se encuentra la iglesia donde se rodó la boda de Ocho apellidos vascos.
Y ya después del paseo entramos en modo foto. Sacamos el equipo y nos dispusimos a intentar sacar algo de partido a las escasas nubes y a la luz blanquecina.
En primer lugar bajamos a la zona del chiringuito que se encuentra junto al pueblo. En este punto hay placas de flysch tanto en el suelo como en la pared, resultando muy vistoso.
Aqui resulta imposible plantar la toalla, casi uniéndose las estrías de roca del suelo con las de la pared.
Una de las formaciones más típicas que genera la erosión, es la que sugiere la forma de la espalda de un dragón.
Cuando el sol comenzaba a caer nos trasladamos al lado contrario, al final de la zona elevada por la que habíamos dado el paseo, disfrutando allí de una tibia puesta de sol.
El sol apenas fue capaz de teñir de color el cielo, pero ya a última hora sí que conseguía dar un toque carmesí al mar.
Siendo ya oscuro poníamos el punto final a la tarde y nos dirigíamos a Getaria para la cena. Después de nuevo a Zeanuri para pasar la noche. Y al día siguiente repetíamos Otzarreta, aunque eso ya os lo contaba la semana pasada.
Con esto llegaríamos al final de estas dos entradas destinadas a la escapada de otoño. Fueron algunas horas de coche pero valió mucho la pena.
Tanto como para quizás repetir en el futuro…
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